¿Cómo evitar a los caracoles en las plantas y el jardín?
¿A quién no le gustan los caracoles? Y no hablamos sólo sobre la mesa. Son animales simpáticos, adorables… hasta que se convierten en una plaga y nos dejan el jardín hecho unos zorros. ¿Qué podemos hacer para evitarlo?
Es posible que no prestemos mucha atención a los caracoles en los primeros momentos, y realmente no entraña ningún peligro el tener a unos cuantos rondando por nuestro jardín. Pero en el momento en que advertimos que empiezan a multiplicarse en exceso (y recordemos que la reproducción no es precisamente uno de sus problemas, siendo como son hermafroditas) deberíamos empezar a preocuparnos. Pueden resultar muy perjudiciales para nuestras plantas debido a su voracidad, y dar al traste con nuestro esfuerzo de meses en apenas unos pocos días como tantas otras plagas.
Si no queremos tomar una solución expeditiva y acabar con ellos (¡son tan monos!), podemos optar por reunirlos y apartarlos de las zonas más conflictivas. Por ejemplo, sabemos que una buena manera de atraerles es utilizando hojas de lechuga o de apio, todo un manjar para ellos. También podemos emplear algo más goloso: migas de pan, de galletas… Si colocamos “trampas” de este tipo, reunidas en un mismo punto, es muy probable que acabemos por atraer a ellas a esos incursores que pueden estar haciéndonos la vida imposible. Y una vez conseguido esto, basta con meterlos en bolsas o recipientes y llevarlos a otro lugar. O prepararlos para la cazuela, por qué no.
También podemos optar por prevenir antes de curar, claro está. No sólo existen medios químicos sino también remedios naturales, caseros, muy sencillos para cualquiera. Colocando un cerco de cenizas alrededor de una planta en el jardín o de una maceta, nos aseguraremos de evitar que los caracoles se aproximen. Y si no tenemos reparos en acabar directamente con ellos, la leche, la sal o incluso la cerveza pueden ser medios adecuados.
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